LA EPIFANÍA DE SEBASTIÁN Capítulo 9

La Epifanía De Sebastián Capítulo 9

Es difícil describir lo que sentía Sebastián al venir caminando con su primo y amigos, portando una arracada de plata en la oreja izquierda.

San Francisco entero parecía que le rendía culto a este mexicano que a pasos agigantados se estaba convirtiendo en alguien o algo más.

silversea-caribbean-cruise-san-francisco-california-usa

Lo que Sebastián no sabía es que la gente se le quedaba mirando fijamente, pues sus anteojos habían sido destrozados por sus “amigos” (aquella vez que acompañó a su tía a aquella muy rara iglesia cantante).

Ahora los traía puestos, con una tremenda bola de plastilina epoxica color verde, que hacía las veces de puente en su nariz, para unir ambas partes del armazón, y que lo hacía lucir completamente patético.

Pero el con su anillo de calavera, y su arracada de plata estaba listo para la siguiente guerra, cualquiera que esta fuera.

Comenzaba también a sentir por vez primera el dulce gozo del verano en aquel país, comenzaba a sentirse pleno y con menos miedo, inclusive comenzaba a apreciar a los cafres vecinos punk y a su nefasto primo.

san-francisco-nob-hill-001-411x550

Francamente hasta ellos se sentían algo eufóricos ese día.

Decidieron tomar el Trolley, Sebastián lanzaba aullidos de absoluto gusto y emoción mientras se agarraba de los tubos y se asomaba por fuera del vistoso y tan característico transporte.

Powell--Mason-St.-Cable-Car_Nader-Khouri

Decidieron llevarlo a Castro St, un poco para joderlo y ver su reacción en el area gay de San Francisco.

Se bajaron en la zona de comercios y boutiques, Sebastián estaba poseído, con todo se emocionaba y gritaba en su modalidad de aullidos de lobo.

castro+street4

Aún se estilaba el triángulo rosa como símbolo de la comunidad gay.

pinktriangle

Había tiendas fascinantes con lava lamps, mobiliario retro, ropa de cuero, animal print, vaqueros, y travestismo…ufff ¿qué?

31mSYBYPOIL._SL500_AC_SS350_

Por primera vez en su vida Sebastián miró estupefacto a una negra inmensa vestida entre princesa y prostituta.

No pudo ni quiso contener su sorpresa, pero al ver el tamaño de sus pies, entendió de inmediato que era un hombre, montado en unas plataformas que lo hacían rebasar los 2 mts.

SANDALIAPLATAFORMABLACK

En la tienda a todo volumen sonaba un gran hit del cantante disco gay más famoso entonces: Sylvester.

 

Joey, fue el que le tuvo que romper el trance hipnótico: Ya, ya wey, ¡no sea puto! ¿Quieres agarrarle la vergota morada a esta señora? Jajajaja ¡qué asco!

Sebastián se salió molesto de la tienda le pereció muy ofensivo que estos babosos se burlaran de alguien con semejantes huevos para vivir así.

A pesar de eso, el paseo resultaba fascinante por completo.

Por la acera una señora tipo gitana le regaló unos naipes a Sebastián, así de la nada, los vecinos y sus primos se las quisieron quitar, pero como si fuera fútbol Americano, Sebastián no se dejó, corrió, se tiró al piso y conservó su obsequio.

El primo y los amigos no cesaban de mirarse entre si, como coincidiendo que el “Taco Bell” ya se estaba rebelando.

Ahora Sebastián estaba más pasmado: en la cervecería por donde estaba pasando, cualquier multitud de hombres, se besaban y tocaban por doquier.

B0XaLLNCUAAzlHe

Hombres que además podrían parecer policías, leñadores, atletas o bomberos, no delicados y frágiles como Bambi o lo que en México se entendía como: maldito Puto, Joto, Maricón.

tom-of-finland-2

De Nuevo ya se querían golpear los punks con Sebastián por andar mirando maricones: “Pinche mexicano flijolero, hasta puto salió”

Todo el camino de regreso lo estuvieron jodiendo con que era maricón, pero Sebastián ya no se dejaba tan fácilmente, hasta termino escupiéndole al punk más agresivo.

Ya estaba fastidiado de vuelta, ya estos pendejos lo tenían hasta la madre, inclusive haría el terrible sacrificio de ver programas de concurso con su tía en la sala, con tal de ya no estar con su primo y amigos.

Al llegar a la casa, la tía Elsa lo jala y le dice: venga para acá, tengo algo para usted…

Sebastián algo contrariado y todavía molesto casi ignoró a la tía Elsa, sacó de un estuche, unos inmensos lentes de pasta negra anchos completamente vintage, de los años sesentas y se los da a Sebastián mientras le dijo:

“ Estos lentes pertenecieron al papa de mi marido George, que manejaba camiones Greyhound por toda la nación, Joey me dijo que eran ideales para ti, ya tienen tu graduación, por cierto el doctor  Miller Johnson, te envía sus saludos, los hizo en super tiempo ehhhh, así que aquí están tus nuevos lentes -a go-go- jajajajajajajajajajajaja»

Ray-Ban_Balorama_Sunglasses4

A Sebastián el último comentario le resulto muy agrio, naco y completamente antiguo, pero literalmente los lentes no tenían madre…

¡Me cago! Fue lo que pudo articular.

Se los probó en el baño y casi llora, se parecían a los que usaba uno de los músicos de la banda de la Bruja Siouxsie.

Entonces vio su cara, su pelo cortísimo, su arracada, sus lentes, y metió la mano con su anillo de calavera, pensó para si mismo, que en definitivo ya todo había cambiado.

Mientras de la habitación de su primo se escuchaba esta canción:

¡La cena está lista!,

Gritó Elsa en inglés a todo pulmón, mientras ponía en la mesa 10 paquetes de twinkies, una caja con muchas piezas de pollo frito y papás más unos 4 litros de leche sabor chocolate.

maxresdefault

Sebastián seguía y seguía viéndose en el espejo…

(Continuara)

 

 

 

 

2 comentarios en “LA EPIFANÍA DE SEBASTIÁN Capítulo 9

Deja un comentario